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martes, 30 de diciembre de 2014

SU NOMBRE



Imagen sacada de internet



Era su nombre un juguete en sus labios. Lo susurraba alargando las sílabas, se recreaba con capricho en las vocales. Pronunciarlo como ella lo hacía…, nunca sonaba tan bello si no era su voz quien lo invocaba convirtiéndolo en algo más que simples letras hilvanadas.

Él la provocaba diciendo que acabaría por desgastarlo y ella presa de cariño lo repetía con osadía. Un ataque de cosquillas si lo gritaba, una guerra de almohadas si lo musitaba. Y las mañanas de enero eran menos gélidas al calor de su nombre.

Un olor, un color, una patria, una bandera… su mundo entero si hace falta por volverlo a oír tal y como ella lo voceaba. Las ausencias traen sorbitos con sabor a ayer. El reloj juega a imitar el sonido de sus pasos acercándose, el repiqueteo de la lluvia no logra borrar el eco de su voz y el crepitar del fuego enmudece si él pregunta por ella.


Todavía escruta la puerta por la que se fue. Alarga la mano creyendo poder rozarle y en su lugar es la distancia la que envuelve su tacto. Cierra los ojos para hacer la imagen más real, implora su nombre. Y en aras de la locura que todo lo ocupa se adormece pensando que esta noche lo oirá.



domingo, 21 de diciembre de 2014

SIEMPRE POR NAVIDAD






Me voy acercando a ella mostrando las palmas de mis manos, un gesto en son de paz. Hace años que no nos tratamos, ella… por exuberante; yo… por incrédula. Se marchó de mi vida dando una gran campanada y desde entonces sus dorados no me brillan, sus rojos no me apasionan y sus verdes no me dan esperanza.

Pero… siempre por navidad, vuelvo como el turrón, a desearles a todos mis amig@s, compañer@s, familiares, conocid@s... Que pasen unos días muy felices, y  que esperen el año nuevo con la misma ilusión que los niños a los reyes magos.

Hoy levanto mi copa y brindo deseándoos  


FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO NUEVO. 



lunes, 15 de diciembre de 2014

CARICIAS




Habita el calor de una caricia en el hueco de su mano iniciando el camino por el monte de su piel. Caprichosa cabriola deslizándose por el tallo de su cuerpo, y con descarada osadía suplica rebasar los codiciosos confines de lo desconocido. Ferviente peregrina recreándose en los abismos del deseo.

Graba con gemidos cada pincelada fugada de su lengua de fuego. Imprimiendo surcos en el púrpura de sus labios. Partiendo el sello del margen prohibido. Adentrándose en la encrucijada dónde habita lo humano y lo divino.

Suspiros suspendidos en la inmensidad del silencio gritan por escapar del fondo de la garganta. Se quiebra la noche en llamas, en voces susurradas y notas contenidas.





                                                                                         

lunes, 8 de diciembre de 2014

PARíS

foto sacada de internet


Una línea de erotismo le cruzó la mirada cuando la vio entrar empolvada de sensualidad. Su boca se entreabrió seductora cuando sus rostros se encontraron entre la gente. ¿Y si era ella?

¡Cuántas veces dibujó la torre Eiffel al final de su espalda!

No podía ser ella, y si lo era… los años la habían tratado muy bien. Mejor que a él ¿Cirugía o felicidad? O acaso, ¿era como el vino mejorando con la edad?

Le perdió la pista en una convención en Alemania, ella bromeó algo sobre la cerveza y acto seguido desapareció de su vida. Recordó imágenes congeladas de aquella mañana: La desnudez de ella sobre la cama, las manos sedientas de él dibujando el perfil y una mezcla de vodka y caramelo en los labios. No volvió a verla hasta esta noche.

El juego de la seducción. La mira… retira la mirada. Lo mira… misma jugada ¿Qué hace ella en París? No es su zona de trabajo. Pensó que sería un viaje de placer. Y su mente voló al goce de su cuerpo.

¡Cuántas veces encontró Notre Dame entre sus senos!


foto sacada de internet


Persiguió su nuca durante un buen rato y buscó la curva descubierta de su espalda, hasta encontrarla. La vislumbró junto a un balcón que daba a la famosa torre. Su mano derecha sostenía una copa de champagne. Y la estampa quedó grabada en su mente borrando de una pasada a la anterior.

¡Cuántas veces bebió París de su ombligo!

La voz se le quebró al pronunciar su nombre y el beso cayó hasta la mejilla. La seguridad de ella siempre conseguía desarmarlo, ya no se acordaba. En sus ojos encontró el camino, volvieron las palabras, sonaron las risas y una pregunta se liberó del pecho.

-         ¿A qué has venido?
-          Un día te regalaré París.- Me decías los lunes por la mañana.

Paseó la noche por el mapa de su cuerpo, la torre Eiffel al sur, al norte Notre Dame y en el centro… París.